RÍO SEGURA 17ª Etapa
(Benejúzar - Guardamar)
Sábado 27 de mayo de 2017. La Gran Aventura del Quijar de la Vieja llega
a su fin…, última etapa!!
Tras 16 etapas siguiendo
nuestro río, hoy hacemos algo distinto.
Empezamos a caminar muy temprano, aún de noche (5:30 de la mañana),
caminamos junto a la margen derecha del río, donde vemos amanecer. El camino es sencillo, aunque el río está la
mayor parte del tiempo oculto por cañas y carrizos. Atravesamos Rojales y pronto se adivina el
mar… Ya en Guardamar el río se ensancha, pero no por el agua que lleva, sino
por la que entra del mar… De cualquier forma
es un espectáculo grandioso, ver como el Gran Mediterráneo recibe al pequeño
Segura.
Ya es momento para las
celebraciones, truenos, tracas, fotos, abrazos, felicitaciones… y una magnifica
sardinada que nos espera como colofón de esta gran aventura.
No me resisto a añadir el
estupendo resumen del maestro Blas:
AHORA, SÍ; EL SEGURA SERÁ SIEMPRE EL RÍO DE
NUESTRA VIDA
Atrás quedan 17 etapas de entre veinte y treinta kilómetros, casi 400 kilómetros de paisajes increíbles, aldeas recónditas, historia pura del agua, paso por las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla la Mancha, Murcia y Valencia, siguiendo el Segura desde su nacimiento a más de 1430 metros en Pontones hasta el Mediterráneo, disfrutando de todas las estaciones del año desde que comenzamos allá por abril del año pasado hasta hoy. Un promedio por etapa de casi cincuenta senderistas, con edades comprendidas entre los dieciséis y los setenta y cuatro años, con una gran presencia de mujeres inasequibles al desaliento y que mantenían la moral del grupo. Conociendo el río y su entorno de primera mano, aprendiendo a amarlo, a defenderlo...Segura, padre nuestro, ahora, sí, siempre serás el río de nuestra vida.
Y esta mañana la última etapa, entre Benejúzar y Guardamar, con salida nocturna a las cinco treinta horas, con castillo incluido y traca final en el faro de Guardamar. Ver salir el sol por el horizonte mediterráneo, oír cantar al verderón y al ruiseñor entre los carrizos que impedían ver el agua procedente de Fuente Segura, el olor a hierba mojada, la historia griega y fenicia milenaria del Cabezo Lucero, almorzar con vistas al puente centenario de Rojales, dejarse acariciar por el agua salada que rompía contra las rocas de la gola del Segura, el olor a sal del Mediterráneo, las sardinas a la parrilla frente a la playa guardamarenca de Babilonia, rodeados de dunas, azotados los rostros por un viento de Leveche casi cruel, sumergirse en las revueltas aguas que batían la playa inmisericordes. Un día grande, en el que hemos sido recibidos por el alcalde de Guardamar, que nos ha obsequiado con una escultura de la dama ibérica que simboliza a su pueblo y que toma el apellido que tiene el río en su lugar de nacimiento: Segura; desde Fuente Segura hasta Guardamar del Segura. Atrás quedan Pontones, La Toba, Miller, Góntar, Los Chorreones, Marchana, La Graya, Yeste, El Toril, Letur, Férez, Socovos, Salmerón, Calasparra, Cieza, Abarán, Blanca, Ojós, Ulea, Archena, Molina, Murcia, Santomera, Orihuela, Benejúzar, Formentera, Rojales... y multitud de pequeñas aldeas bucólicas a las que dábamos vida con nuestra presencia y que pagaban con su belleza indómita e inundándonos de paz.
Atrás quedan 17 etapas de entre veinte y treinta kilómetros, casi 400 kilómetros de paisajes increíbles, aldeas recónditas, historia pura del agua, paso por las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla la Mancha, Murcia y Valencia, siguiendo el Segura desde su nacimiento a más de 1430 metros en Pontones hasta el Mediterráneo, disfrutando de todas las estaciones del año desde que comenzamos allá por abril del año pasado hasta hoy. Un promedio por etapa de casi cincuenta senderistas, con edades comprendidas entre los dieciséis y los setenta y cuatro años, con una gran presencia de mujeres inasequibles al desaliento y que mantenían la moral del grupo. Conociendo el río y su entorno de primera mano, aprendiendo a amarlo, a defenderlo...Segura, padre nuestro, ahora, sí, siempre serás el río de nuestra vida.
Y esta mañana la última etapa, entre Benejúzar y Guardamar, con salida nocturna a las cinco treinta horas, con castillo incluido y traca final en el faro de Guardamar. Ver salir el sol por el horizonte mediterráneo, oír cantar al verderón y al ruiseñor entre los carrizos que impedían ver el agua procedente de Fuente Segura, el olor a hierba mojada, la historia griega y fenicia milenaria del Cabezo Lucero, almorzar con vistas al puente centenario de Rojales, dejarse acariciar por el agua salada que rompía contra las rocas de la gola del Segura, el olor a sal del Mediterráneo, las sardinas a la parrilla frente a la playa guardamarenca de Babilonia, rodeados de dunas, azotados los rostros por un viento de Leveche casi cruel, sumergirse en las revueltas aguas que batían la playa inmisericordes. Un día grande, en el que hemos sido recibidos por el alcalde de Guardamar, que nos ha obsequiado con una escultura de la dama ibérica que simboliza a su pueblo y que toma el apellido que tiene el río en su lugar de nacimiento: Segura; desde Fuente Segura hasta Guardamar del Segura. Atrás quedan Pontones, La Toba, Miller, Góntar, Los Chorreones, Marchana, La Graya, Yeste, El Toril, Letur, Férez, Socovos, Salmerón, Calasparra, Cieza, Abarán, Blanca, Ojós, Ulea, Archena, Molina, Murcia, Santomera, Orihuela, Benejúzar, Formentera, Rojales... y multitud de pequeñas aldeas bucólicas a las que dábamos vida con nuestra presencia y que pagaban con su belleza indómita e inundándonos de paz.
Tomás Franco
Amanece entre carrizos
Formentera del Segura
Rojales
Carrera de patos
El Segura se aproxima a su final
Guardamar del Segura
Truenos
El agua de Fuente Segura llega a Guardamar del Segura
Tracas
Gracias amigos, ha sido un placer caminar con vosotros.