viernes, 26 de junio de 2015

LOS ODRES Y REVOLCADORES

LOS ODRES Y REVOLCADORES

Sábado 17 de mayo de 2014.  Hacía dos años que no subía al techo de Murcia, y por fin le vuelve a tocar.  Y con una excelente compañía, el incombustible Juan y un nuevo compañero gran amante de las montañas, Jose Antonio.  Pero es que además esta sierra tiene algo especial con los “4 patas”, hace dos años Zacarías cautivó el corazón de Juan, y hoy nos hemos encontrado con Makarena, una excelente compañera de viaje más lista que el hambre.

Iniciamos la ruta en la aldea de Los Odres, caminando en dirección norte desde unas cuadras a la salida del pueblo.  Nos introducimos en una rambla con un sendero marcado que en dirección NE va bordeando toda la sierra de los Odres.  Después de 3 km llegamos a lo alto del Collado del Pino Gordo desde donde situamos la cumbre de los Odres a nuestra derecha y al fondo al NE Inazares.  Ya no hay sendero, tan solo una dura subida de 1 km hasta la cima de los Odres (1.878 m).  Regresamos por el mismo sitio hasta el collado.

Durante los próximos 2 km caminamos en dirección NW subiendo colinas y lanchares de piedra, hasta el Majal de la Sima donde encontramos el camino marcado que se dirige a la cumbre de los Obispos, que ya podemos ver al oeste.  Solo nos queda caminar otros 2 km hasta el techo de Murcia (2.014 m – cima de los Obispos).  Y unos 800 m hacia el sur la cumbre de Revolcadores (1.999 m).  Nuestro objetivo de hoy (hacer las tres cumbres) ya está cubierto.  Ahora solo queda bajar por el camino más recto.

Descendemos a la rambla que se abre entre las dos cumbres hacia el este.  Ahí encontramos un sendero marcado con hitos de piedras que desciende cómodamente, primero hacia el este y enseguida hacia el sur.  Durante los próximos 4 km vamos siguiendo la rambla, aunque al final nos salimos por el lado izquierdo, caminando a media ladera de la montaña hasta divisar la aldea de los Odres.  Solo queda cruzar los campos de cultivo para terminar la ruta.

Muchas veces nos han acompañado perros por nuestras rutas montañeras, pero nunca he conocido uno tan listo como  Makarena.  No te estorba al caminar, nunca le das con los bastones, va delante marcando el camino, atenta a cualquier animalito que pueda aparecer.  Y solo te pide un poco de agua y comida.

Siempre he tenido debilidad por las chicas listas, volveré a los Odres solo por encontrarme con Makarena.


Tomás Franco















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